jueves, 30 de junio de 2011

Dear Sooks.

Escuchar Geraldine sobre el mundo entero, rodeada de nubes, como majestuosos castillos de blanco marfil me puso los pelos de punta en el avion.
Estaba medio dormida ya al final de la cancion, y cerraba los ojos imaginando que eramos gigantes. Mas grandes que cualquier montanya. Y podiamos andar sobre las nubes, y tocabamos todas las tonalidades del azul del cielo.

Aqui abajo las nubes no son tan blancas. Llueve en Halifax y yo, tan valentorra que soy, voy en tirantes y shorts. Las distancias son enormes, los trayectos largos a pesar de ser una ciudad pequenya, y tu imperdible en mi munyeca se pone frio cada vez que salgo a la calle.

La llegada no fue tan osezna ni petardiense y banderil como imaginabas, pero Shirley nos ama igual. Se rie. Digo que se ria sin mas porque se rie en general. Por todo, aunque no tenga gracia. Tal vez si le dijera que morire en tres meses se descojonara de risa en la mesa. Es genial, y el gato es una risa; cuando suena el telefono huye despavorido, pero no se hacia donde.

Que tal van tus dias, Geraldine? Disfruta el sol del Mediterraneo por mi, te lo suplico, porque aqui se le echa de menos.

La vida es como una rosa, pequenya, don forgoh it, ai lof yu.

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